La inflación erosiona el poder adquisitivo de los ciudadanos, que cada vez pueden comprar menos con el mismo dinero. Ante esta situación la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha ofrecido una serie de recomendaciones para no perder capacidad de compra.

Una de las maneras de luchar contra la inflación es mantener solo una pequeña parte de nuestro dinero en la cuenta bancaria, una cantidad que tiene que estar bien ajustada para obtener el mayor rendimiento posible. Según las sugerencias de la OCU solo se debe conservar la cantidad equivalente a tres meses de sueldo. Con este dinero se debe poder cubrir los gastos habituales y tener también un fondo de reserva para posibles imprevistos.

¿Qué hacer con el resto del dinero? 

Distribuirlo  en diferentes productos financieros según la cantidad ahorrada y el plazo que se quiera renunciar a esos ahorros.

 -Si el ciudadano solo puede o quiere renunciar al dinero a corto plazo una buena alternativa sería la de optar por un depósito a un año. Eso sí, esta opción solo es válida si el dinero no se saca antes de tiempo, ya que si no las posibles sanciones se llevan el beneficio a obtener.

 -Si el ciudadano puede renunciar durante más tiempo a sus ahorros se le abre la oportunidad de optar por un depósito a medio o largo plazo, de entre cinco y diez años y en el que conseguir mayores rentabilidades potenciales.

Finalmente, la OCU da una última sugerencia: no mantener más de 100.000 euros en el mismo banco, ya que es la cantidad máxima que protege el Fondo de Garantía de Depósitos en el caso de quiebras.