Los bancos portugueses tendrán que renegociar las hipotecas con los clientes que tengan dificultades para hacer frente a sus cuotas debido a las subidas de los tipos de interés. El Consejo de Ministros luso ha aprobado el decreto ley, que obliga a las entidades financieras a ofrecer soluciones a las familias más endeudadas.

Los hogares están viendo cómo los esfuerzos que tienen que hacer para pagar sus deudas hipotecarias aumentan con rapidez. Por eso, el objetivo del Gobierno es controlar y limitar esa sobrecarga, como se explica en el comunicado de prensa posterior a la reunión de ministros. La norma fue aprobada ayer jueves y, desde su entrada en vigor, se aplicará durante el resto de 2022 y 2023.

La administración lusa ha señalado que hay que revisar caso por caso y reformular las condiciones de los préstamos según la situación de cada cliente. «Se va a hacer una evaluación en profundidad para que, si hay dificultades que pongan en peligro el cumplimiento de crédito, se establezca obligatoriamente un proceso de negociación y se dé con una propuesta», explica el comunicado.

Se consideran dentro de dichas dificultades a quienes tengan hipotecas con hasta 300.000 euros pendientes de pago en vivienda propia y permanente. Además de ese requisito, podrán acogerse a la medida los hogares cuya tasa de esfuerzo sea más elevada, para los que se dan tres escenarios. Las familias cuyos préstamos totales supongan el 50% de sus ingresos netos, cuando el porcentaje supere el 36% o, cuando se sitúe en esa cota, aunque no la sobrepase, si esta ha sufrido un incremento de cinco puntos porcentuales. En esos casos, los bancos tendrán que ofrecer «obligatoriamente» una solución a sus clientes.

Fuente El Economista