¿Qué nos hace felices? No hay una receta mágica ni unas normas que nos garanticen la felicidad, pero sí hay muchas personas que la han encontrado siguiendo algunos consejos o sugerencias.
A lo largo de los años, se han hecho muchos estudios para averiguar cuál es el «secreto» de la felicidad , uno de los más destacados es el que han realizado los doctores de Harvard, Robert Waldinger y Marc Schulz. Comenzó en Boston (EEUU) en 1938 y a día de hoy continúa con los hijos de los primeros participantes. Las conclusiones de esta investigación se recogen en un libro llamado “Una buena vida” que ha visto la luz este mes de abril.
El principal hallazgo de este estudio es que «el motor de una buena vida no es el yo, sino nuestra conexión con los demás». Es decir, que las personas que se sienten más felices son las que «cuidan y mantienen sus relaciones personales» en todos los ámbitos de su vida.
Los autores de este informe realizan una serie de afirmaciones sobre:
-Trabajo y dinero: Waldinger ha explicado que «el éxito profesional no nos hace felices, pero las relaciones con los compañeros sí». «No nos hacen felices los logros ni los premios. Trabajamos mejor cuando tenemos amigos en el trabajo», ha dicho con rotundidad. Además, señala que el dinero, especialmente «mucho dinero», tampoco nos asegura la felicidad: «No hacen falta millones para ser feliz, sino un nivel básico de seguridad económica.
-Gratitud: según el estudio es uno de los elementos fundamentales para encontrar el bienestar físico y emocional. «Se trata de pensar conscientemente en las cosas que no nos dan problemas: que tenemos un hogar, comida, que no tenemos dolor… Pensar conscientemente en esas cosas nos hace feliz. Está comprobado científicamente».
-Círculo cercano: el doctor, a través de este estudio ha descubierto que «las personas más conectadas con la familia, los amigos y la comunidad son más felices y están físicamente más sanas que las personas que están peor conectadas». Además, «la salud de las personas que se sienten más aisladas de lo que desean se deteriora antes que la de quienes se sienten conectados con los demás; las vidas de quienes se sienten solos también son más cortas».
Aquí, en este sentido, el experto da un toque de atención: «Puede ser que en España sus ciudadanos se sientan menos solos que los estadounidenses, pero siempre hay que cultivar las relaciones familiares y de amigos, llamando a las personas, escribiéndose o saliendo a pasear cada semana. No podemos dejar morir nuestras amistades».