Sareb, el banco malo a la que las cajas traspasaron sus activos tóxicos, sigue dando sorpresas negativas a sus gestores y aplicando en el año 2022 un relevante deterioro a su cartera (compuesta por préstamos fallidos y activos inmobiliarios) de un ajuste de unos 3.000 millones de euros en su valoración, según reconocen en su informe anual y presentado la semana pasada en su junta general de accionistas.

Este deterioro proviene de:

1º Un tercio del impacto financiero por la subida de tipos de interés

2º un tercio por las tasaciones de los activos inmobiliarios –fundamentalmente en el apartado de suelos–

3º EL tercio restante por ajustar las previsiones del ciclo inmobiliario para los próximos años.

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El Sareb, entidad presidida actualmente por Javier Torres, nació en 2012 con 50.000 millones en cartera de propiedades y en deuda. 10 años después suma 26.325 millones en activos (15.523 millones son inmuebles y 10.802 millones corresponden a activos financieros).

Con esta minusvaloración de 2.994 millones de euros, resulta un total de los deterioros apuntados en el patrimonio de la entidad pública de 11.621 millones. Además, desde la sociedad destacan el incremento de los ingresos en 2022, del 8%, a pesar de los cambios societarios y de servicers.

De cara al futuro, el riesgo real para el Estado en Sareb está en los 30.481 millones que tiene en deuda avalada por el Estado. Teniendo en cuenta sus últimas cuentas, el banco malo ve muy difícil devolver el 46% (14.172 millones) y tiene cinco años para repagar el otro 54% (16.309 millones). De momento, este año prevé devolver 1.000 millones,..

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El Sareb, ha encargado a Deloitte la venta de su promotora Árqura Homes. Espera vender más del 50%, permanecer como socio financiero y realizar el traspaso a comienzo de 2024. Esta promotora, que tiene a Aelca como gestoras, tiene actualmente una capacidad para construir alrededor de 13.000 pisos.